Discusión General

La rubéola congénita es un síndrome que ocurre cuando un feto ha sido infectado con el virus de la rubéola mientras estaba en el útero. Se caracteriza principalmente por anomalías del corazón y el sistema nervioso, los ojos y los oídos. El feto es más vulnerable al virus durante los primeros tres meses del embarazo, aunque se recomienda a las mujeres embarazadas que eviten la exposición al virus de la rubéola en todo momento. Las mujeres que contraen rubéola durante el embarazo tienen un alto riesgo de tener un bebé con rubéola congénita.

Los síntomas clásicos del síndrome de rubéola congénita incluyen una combinación de defectos cardíacos, oculares y auditivos, aunque pueden ocurrir infecciones y daños en casi todos los sistemas de órganos. De las anomalías que es más probable que estén presentes al nacer, los defectos cardiovasculares son los más comunes, como el subdesarrollo (hipoplasia) de la arteria pulmonar y la falta de cierre de un conducto que conecta la arteria pulmonar y la aorta (conducto arterioso permeable).

Bajo peso al nacer, inflamación de los huesos (osteítis), agrandamiento del hígado y el bazo (hepatoesplenomegalia), enfermedad de la retina (retinopatía) y cataratas del cristalino del ojo también ocurren con frecuencia. Infección cerebral (encefalitis), cabeza anormalmente pequeña (microcefalia), glándulas linfáticas inflamadas (adenopatía), inflamación de los pulmones (neumonitis), ictericia, número reducido de plaquetas en la sangre (trombocitopenia), puntos rojos violáceos puntiformes debido a sangrado en la piel (petequias) o púrpura, y anemia también puede ocurrir en bebés con este síndrome.

El síndrome de rubéola congénita puede verse como una infección crónica que puede producir daño progresivo. Las anomalías del sistema nervioso central, como pérdida de audición, retraso mental, problemas de conducta y lentitud en el desarrollo muscular, son problemas clínicos frecuentes y significativos.

La mayoría de los pacientes sintomáticos, y muchos de los que no tienen signos de infección al nacer, desarrollarán algún grado de pérdida auditiva o daño psicomotor durante la primera infancia.

La rubéola congénita puede afectar al feto cuando una mujer embarazada que no es inmune al virus contrae rubéola (sarampión alemán). El bebé también puede verse afectado si la madre contrae rubéola inmediatamente antes de la concepción. El feto es más vulnerable durante los primeros tres meses (primer trimestre) de un embarazo.

No existe tratamiento para la rubéola materna o el síndrome de rubéola congénita. Por lo tanto, la prevención asume una importancia primordial. Es de suma importancia inmunizar a todos los niños, en un intento de prevenir epidemias. Los niños deben recibir la vacuna contra la rubéola a los 15 meses de edad, junto con las paperas y el sarampión en una vacuna combinada. Muchas autoridades ahora recomiendan que se administre una vacuna repetida contra la rubéola a los niños de 10 años, porque la inmunidad inducida por la vacuna puede no persistir tanto como la inmunidad adquirida naturalmente.

Las mujeres en edad fértil que son susceptibles a la rubéola (una prueba de suero puede establecer la presencia del anticuerpo contra la rubéola en su sangre) también deben vacunarse. Hasta hace poco, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomendaban que una mujer esperara tres meses después de la vacunación contra la rubéola antes de quedar embarazada. El CDC ha reducido ahora (2004) ese período a 28 días.

No existe cura para el síndrome de rubéola congénita, ya que es una infección viral. Sin embargo, los síntomas específicos de la enfermedad pueden tratarse si su bebé nace con el síndrome de rubéola congénita, según corresponda.

• Debido a que no existe una cura para el síndrome de rubéola congénita, el mejor tratamiento sería evitar que el virus ataque a los bebés.
• Vacunarse puede ser una buena medida. Las mujeres que planean quedar embarazadas deben vacunarse al menos 28 días antes. Sin embargo, las mujeres embarazadas no deben vacunarse.
• Las vacunas contra la rubéola están disponibles en formulación monovalente (una vacuna dirigida a un solo patógeno) o, más comúnmente, en combinación con otras vacunas, como las vacunas contra el sarampión (MR), el sarampión y las paperas (MMR) o el sarampión, las paperas y la varicela (MMRV). ).